¿ESTAMOS HÚERFANOS DE JUSTICIA?

Recientemente hemos observado múltiples violaciones a los Derechos Humanos en nuestras realidades cercanas, como es el caso de una madre que exige justicia ante la muerte de su hijo en manos de presuntos policías municipales, sin embargo, a pesar de que su llanto resonó en los corazones de los mexicanos, ella no ha sido escuchada por las autoridades que deberían impartir justicia y su asunto cada vez se acerca a la dolorosa impunidad. Ante esta realidad que me interpela me surge esta interrogante: ¿estamos huérfanos de justicia?

Releyendo el artículo “una fenomenología de la dignidad acompañada”, me dejo interpelar por la mirada esperanzadora del académico y filósofo César Lefranc Weegan, que me cuestiona desde donde acompaño como profesional del derecho a los seres humanos con sed de justicia.

Lefranc cuestiona las instituciones burocráticas expresando que su diseño no es para acoger a nadie; pero la realidad es que muchas personas acuden a estas instituciones con la esperanza de obtener ayuda, y muchas veces quienes las atienden no tienen una preocupación real por sus problemas, ni por su sufrimiento.[1]

De esta crítica nace la invitación de reconocer al otro desde su dignidad humana, y para ello se necesita recordar nuestra historia, es por ello, que es imprescindible para toda persona leer “Holocausto y Dignidad”, porque nos lleva a profundizar en el genocidio más grande de la humanidad y en los procesos de deshumanización que se vivió en Alemania en el tiempo de la segunda guerra mundial.[2]

Sin embargo, aunque tenemos la determinación de que nunca más sucederán estos actos inhumanos, aún siguen sucediendo historias de genocidio. Por esta razón es preciso recordar y dolernos de nuestro pasado, para no volver a repetir estas historias en donde el ser pierde su humanidad. Por lo que, resulta necesario reafirmar el principio de la dignidad humana en esta sociedad que poco a poco pierde su sensibilidad.[3]

Sin duda, Lefranc Weegan es uno de los investigadores que está transformando el quehacer diario de los profesionales en derecho, pues su pensamiento nos lleva a traspasar las fronteras en donde están los menos favorecidos y nos invita a exponernos ante la mirada del otro para complementar nuestra dignidad con la suya.[4] 

Su filosofía nos cuestiona y nos muestra que la verdadera impartición de justicia está en la gente, en las redes de madres de las personas desaparecidas que se escuchan, que comparten su dolor y se apoyan entre sí. Esto solo nos demuestra que la justicia sí existe, y está siendo cada vez más cotidiana con aquellos que se reúnen buscando lo que el sistema de dominación les arrebató.[5]

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[1] Véase, Lefranc Weegan, Federico César, “Una fenomenología de la dignidad acompañada”, Revista de Trabajo Social UNAM, No. 20, México, 2019, [En línea] recuperado en http://www.revistas.unam.mx/index.php/ents/article/view/77075 el día 07 de noviembre de 2021.

[2] Véase, Lefranc Weegan, Federico César, Holocausto y Dignidad Humana: Significado y fin de la invocación a la dignidad humana en el Preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, UBIUJIS, México 2009.

[3] Véase, Lefranc Wegam, Federico César, La necesidad de reafirmar el principio de la dignidad humana en el Derecho del siglo XXI Revista Penal México, julio- Diciembre de 2011, recuperado en http://rabida.uhu.es/dspace/bitstream/handle/10272/14217/la_necesidad_de_reafirmar.pdf?sequence=2 [accesado el día 02 de noviembre de 2019].

[4] Véase, Lefranc Weegan, Federico César, “Una fenomenología de la dignidad acompañada”, Revista de Trabajo Social UNAM, No. 20, México, 2019, [En línea] recuperado en http://www.revistas.unam.mx/index.php/ents/article/view/77075 el día 07 de noviembre de 2021

[5] Idem.